MÉTODO SINGAPUR… MÁS ALLÁ DEL RESULTADO

Por Mg. Jakeline Cubillos

Para nadie es un secreto que Colombia se encuentra ubicada en los últimos lugares en el ranking de las pruebas PISA, las cuales evalúan las competencias que alcanzan los estudiantes de los países participantes al culminar el ciclo de educación básica, en matemáticas, lectura y ciencia; así como es bien sabido que países como Japón, Finlandia y Singapur lideran los resultados. Es por ello, que desde hace unos años el mundo fija su atención en el modelo educativo que más se destaca en las tres disciplinas evaluadas por la prueba: Singapur.


Pero ¿Qué hace el sistema educativo de este país para alcanzar resultados sobresalientes?

En el año 2016, el presidente del Sindicato de Maestros de Singapur (STU, por sus siglas en inglés), Mike Thiruman, señaló que su sistema educativo se basa en modelos de enseñanza como el aprendizaje activo, aprendizaje basado en el cerebro, aprendizaje basado en problemas y la instrucción diferenciada. Asimismo se hace énfasis en cuatro grandes competencias, los idiomas (inglés principalmente), las matemáticas, las ciencias y las habilidades sociales que exige el mundo moderno como: creatividad, colaboración, liderazgo, iniciativa, curiosidad, persistencia, capacidad de comunicarse con otras culturas, entre otras. Según Thiruman, el análisis de los resultados que obtienen los estudiantes en las pruebas PISA, junto con el trabajo conjunto de los agentes educativos ha servido para comparar su situación frente a otras naciones y aplicar estrategias exitosas que mejorar sus principales indicadores.


De forma particular, llama la atención el modelo adoptado por Singapur para la enseñanza de las matemáticas, conocido como “Método Singapur”, el cual se basa en los planteamientos de la psicología cognitiva desde los postulados del psicólogo estadounidense Jerome Bruner, el matemático Húngaro Richard Dienes y el matemático y psicólogo del reino Unido Zoltan Skemp.

Este modelo se basa en la propuesta curricular que Singapur ha desarrollado por más de 30 años, haciendo de la resolución de problemas el centro del proceso de aprendizaje de las matemáticas, donde cada uno de los conceptos requeridos parte de representaciones concretas, para pasar a representaciones pictóricas (dibujo, imágenes…) hasta llegar a lo simbólico o abstracto. Además como se concibe el aprendizaje como un proceso, se establecen secuencias de actividades en las que se desarrollan múltiples estrategias de solución de manera progresiva (donde cada niño expresa a los otros niños la manera en que llegó a la respuesta, siendo ello más importante que el mismo resultado). El método se enmarca bajo los siguientes cinco componentes curriculares:

Dicho modelo se caracteriza por:

  • Fijar el centro del aprendizaje en la resolución de problemas, tanto matemáticos como de la vida cotidiana, lo cual lo hace más significativo.
  • La comprensión de conceptos y objetos matemáticos parte de representaciones concretas, pasando por ayudas pictóricas o imágenes, hasta llegar a lo abstracto o simbólico.
  • Desarrollar habilidades de pensamiento tales como clasificar, comparar, analizar, relacionar, deducir, identificar patrones, sintetizar, entre otras.
  • El currículo está organizado en espiral lo que significa que un contenido no se agota en una única oportunidad de aprendizaje, sino que el estudiante tiene varias oportunidades para estudiar un concepto y volver a él hasta comprenderlo, posteriormente este se va complejizando.
  • Hacer énfasis en la metacognición, lo que implica que el estudiante de cuenta del proceso que llevó a cabo para resolver un problema, de las estrategias de pensamiento que emplea determinando cuáles son las más efectivas.

De otra parte, es de vital importancia el componente actitudinal de los actores implicados en el proceso educativo, tal como como lo afirma Andreas Schleicher (2014) Director de las pruebas PISA, para quien la motivación y las altas expectativas que tengan padres, docentes y estudiantes frente al aprendizaje determina en gran medida el éxito de estos últimos.

Tal vez es hora de que los maestros y padres de familia hagamos mayor énfasis en los procesos y no en los resultados, en que sean valiosos todos los caminos posibles para llegar a la respuesta y sobretodo que sea el estudiante el protagonista del proceso de aprendizaje, potenciando en él habilidades de pensamiento y de reflexión para poder aprender a aprender en un mundo que cada vez exige más autonomía y pensamiento creativo.



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Mg. Jakeline Cubillos

Docente investigadora. Licenciada en lengua castellana, inglés y Francés de la Universidad de la Salle. Magíster en educación con énfasis en gestión y evaluación educativa de la universidad Externado de Colombia. Jurado externo de tesis de maestría en Proyectos Educativos Mediados por TIC y Maestría en Informática Educativa en la Universidad de la Sabana.

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